Nuestra condición de ser humano nos hace pensar que tenemos el poder de cambiar el mundo, intervenir en él, sin entender que el mundo permanece impasible ante nuestros esfuerzos, y lo que cambia es simplemente nuestra percepción sobre el mismo.
Es necesario entender este concepto para dejar de luchar o combatir contra todo aquello que consideramos “malo” o “incorrecto” y malgastar nuestras energías en un esfuerzo en vano. Todo lo que ocurre, se observe desde el polo que sea, es perfecto y necesario para la existencia del todo y el equilibrio de la unidad.
“El ser humano vive durante mucho tiempo convencido que, con su actividad, con sus obras, puede cambiar, reformar, mejorar el mundo. Esta creencia es una ilusión óptica y se debe a la proyección de la transformación del propio individuo. [...] El mundo no cambia, son los hombre los que, progresivamente, asumen distintos estratos y aspectos del mundo.” La enfermedad como camino, Thorwald Dethlefsen y Dahlke Rudiger.
A través de nuestro desarrollo personal, apreciamos y percibimos aspectos que antes permanecían ocultos, pero eso no significa que el mundo (exterior), haya cambiado, sino que nuestra percepción (interior) ha integrado nuevos principios que es ahora capaz de reconocer fuera.
“Como la exhalación impone una inhalación y la vigilia sucede al sueño y viceversa, así cada realización de un polo exige la manifestación del polo opuesto. El principio complementario hace que el equilibrio de los polos se mantenga, independientemente de lo que hagan o dejen de hacer los humanos, y determina que todas las modificaciones se sumen a la inmutabilidad. Nosotros creemos firmemente que con el tiempo cambian muchas cosas y esta creencia nos impide ver que el tiempo solo produce repeticiones del mismo esquema. Con el tiempo cambian las formas, sí, pero el fondo sigue siendo el mismo.” La enfermedad como camino, Thorwald Dethlefsen y Dahlke Rudiger.
Negar o tratar de suprimir parte de una realidad no hace más que exacerbar su presencia, ya que la vida es unidad y se encargará siempre de mantener el equilibrio entre los polos, necesarios para la existencia del todo.
Este hecho se refleja en el principio descrito en el famoso libro El Secreto. En él básicamente lo que el autor nos transmite es que la energía que ponemos en principios que negamos, hace que se reflejen en nuestro exterior, ya que el universo no entiende el “no” y por lo tanto todo aquello que forme parte de nuestros pensamientos o identidad, aunque sea desde la negación, se reflejará en nuestra vida. Atraemos lo que pensamos y por eso es importante tomar consciencia de nuestros pensamientos y trabajar desde las afirmaciones positivas y no desde la exclusión de ciertos polos.
Nuestros pensamientos activan nuestras emociones, y estas modelan nuestra realidad en la medida en la que la percibimos desde nuestro interior, por lo tanto el mundo exterior es solo una proyección de nuestra realidad interior.
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“Es importante comprender la interdependencia de los dos polos y la imposibilidad de conservar uno y suprimir el otro. A este imposible se orientan la mayoría de actividades humanas: el individuo quiere la salud y combate la enfermedad, quiere mantener la paz y suprimir la guerra, quiere vivir y, para ello, vencer la muerte. Es impresionante ver que al cabo de un par de miles de años de infructuosos esfuerzos, los humanos siguen aferrados a sus conceptos. Cuando tratamos de alimentar uno de los polos, el polo opuesto crece en la misma proporción.” La enfermedad como camino, Thorwald Dethlefsen y Dahlke Rudiger.
En el momento en el que se deja de luchar, se puede percibir la perfección en todo. No hay nada que hacer, nada que combatir ya que todo es esencialmente perfecto, la naturaleza se encarga de ello. Nosotros somos responsables de nuestro mundo interior, y es trabajando y desarrollando nuestra propia conciencia, que la realidad proyectada se nos aparecerá distinta, aunque solo sea nuestra percepción la que ha cambiado.
“En realidad, todos los esfuerzos del ser humano sirven a este fin: descubrir la razón de ser de las cosas - a esto le llamamos tomar conciencia - pero no cambiar las cosas. No hay nada que cambiar ni que mejorar, como no sea la propia visión.” La enfermedad como camino, Thorwald Dethlefsen y Dahlke Rudiger.
Desde una perspectiva de aceptación, tanto a nivel interno como externo, es que se logra la verdadera comprensión y superación. No hay nada que cambiar, y menos fuera, solo completarnos para adquirir nuevas perspectivas y elevar nuestro nivel de conciencia, en plenitud y en salud.
Si hay algún aspecto de tu vida en el que aparecen resistencias, indicios de lucha (rabia, ira, envidia...), agenda una sesión conmigo (reservas a partir del 02/2024) y te acompañaré a desengranar los activadores para ampliar tu percepción y disolver los patrones obsoletos.